El Aborto
Por: Jesús Manuel Rodríguez
Ante la amenaza que está surgiendo en nuestra nación de despenalizar uno de los delitos más viles y crueles, como es el aborto, nuestros obispos, como representantes de la Iglesia de Dios, que busca ser voz de los que no tienen voz, han elaborado un documento titulado “En Defensa de la Vida Humana”. En tal documento expresan la posición de la Iglesia en contra de dicho delito.
“El aborto es la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento”.
Es doloroso decir que en nuestros días y en nuestra sociedad hay personas que aún no conocen el valor inquebrantable de la vida, que nos es otorgada como don de parte de Dios. Muchas personas piensan, como los que están a favor de la despenalización del aborto, que podemos disponer de un ser humano como se dispone de un objeto o cosa, cuando se nos antoje. A esas personas que piensan egoístamente e irresponsablemente la Iglesia les dirige un mensaje: “No corresponde al Estado, ni a los legisladores, ni a grupo humano alguno, atribuirse la potestad de decidir sobre un derecho individual, singular y original, como es la vida, que no puede ni debe ser olvidado”. (Evangelium Vitae, Juan Pablo II).
Debemos decir que hay muchas personas, principalmente jóvenes, que tienen relaciones sexuales prematrimoniales y, como desdichado resultado, tienen que afrontar con demasiada frecuencia las consecuencias de estas acciones, es decir, los embarazos indeseados. Por ello, en algunas circunstancias, la irresponsabilidad del padre o de la madre o de ambos conducen a la práctica abortiva; hay que decir claramente que todos son igualmente asesinos y pecadores: la que se deja practicar el aborto, quien lo aconseja y apoya, y el médico que lo realiza, porque están violando la ley de Dios que dice “No matarás”.
El Papa Juan Pablo II, en su encíclica Evangelium Vitae, con respecto al aborto nos dice: “La aceptación del aborto en la mentalidad, en las costumbres, y en la misma ley es señal evidente de una peligrosísima crisis del sentido moral, que es cada vez más incapaz de distinguir entre el bien y el mal, incluso cuando está en juego el derecho fundamental a la vida. Ante una situación tan grave, se requiere más que nunca el valor de mirar de frente a la verdad y de llamar a las cosas por su nombre, sin ceder a compromiso de conveniencia o a la tentación de autoengaño”. Estas palabras se pueden adaptar a la situación por la que está pasando la nación dominicana ante la embarazosa situación de despenalización del crimen del aborto, porque esto es lo que es, un crimen.
Junto con nuestros pastores, los obispos, hacemos un llamado a todos los cristianos de todas las denominaciones religiosas, a los movimientos apostólicos, y a todos los dominicanos y dominicanas de buena voluntad, a que no claudiquemos en defender siempre la vida, que es la fuente de donde nacen los demás derechos del ser humano; sin este derecho los demás no tendrían razón de ser. “Venzamos el mal a fuerza del bien”. Unámonos para decir todos a una sola voz: “Vida Sí, Aborto No”.
miércoles, 26 de marzo de 2008
Actualidad Eclesial
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