Martín Delgado.
Por Jorge Miguel García G.
Para la elaboración del primer número de nuestra revista hemos querido incluir el perfil humano de algunos de nuestros feligreses que de una forma u otra han colaborado bien de cerca en nuestra tarea misionera. Esta vez consideramos la colaboración de un hermano que, a lo largo de la historia de la parroquia, ha tenido un talante y talento particular para evangelizarnos a todos nosotros. Se trata de Martín de Jesús Delgado, el organista.
Martín nació en Santo Domingo el 3 de junio de 1964. Desde niño fue formado en la iglesia católica. Me siento privilegiado de poder contar a todos esta hermosa experiencia de trabajo que ha realizado Martín en servicio a la comunidad. La verdad es que es sorprendente saber la larga trayectoria que ha realizado, con unos 26 años de trabajo ininterrumpido, desempeñando diferentes tareas apostólicas. Tales como: Catequista por un período de 10 años; miembro de la pastoral juvenil de nuestra parroquia Claret, cofundador del grupo juvenil JUCLA, que aún sigue vigente; por otra parte, desempeña desde hace muchos años uno de los más hermosos ministerios con el que anima las celebraciones de la comunidad -La Música-, usándola como medio de evangelización. Este es un hermoso don con que Dios le ha regalado.
Cada ser humano tiene experiencias en los proyectos que realiza. En nuestra entrevista personal Martín me descubrió lo aprendido en cada espacio donde ha prestado servicio parroquial. Con palabras sabias dijo: “La verdad es que todo no ha sido fácil, como podría interpretarse. Ha sido un verdadero sacrificio. Sin embargo, mi integración en esta parroquia me ha ayudado a tener mejor comunicación con los demás y a entregarme enteramente al servicio”.
Por otra parte dialogamos acerca del acontecimiento que estamos celebrando -el Bicentenario del nacimiento del Padre Claret-. En el diálogo llegamos a la conclusión de que todos los que, de una manera u otra, nos sentimos identificados con el carisma claretiano tenemos que cultivar el don de la imitación, para seguir las huellas de Claret, resaltando siempre el fomento de los valores ético-morales y cristianos, en una constante entrega al servicio.
Hay que reconocer que Dios regala a cada uno talentos diferentes. En este sentido, Martín ha sido bendecido por Dios con el don del gusto y sensibilidad musicales; por eso, en vista al Bicentenario, este buen hombre ha compuesto una canción que refleja cuán identificado se siente con el carisma claretiano. Quiero transcribir el estribillo de la misma, en el que Martín muestra su talento y también su admiración por el Padre Claret: “Un misionero valiente, un misionero ideal, era Claret un amigo con quien podías contar”.
Le pregunté a Martín cuán imbuido se sentía con nuestro carisma; éstas fueron sus palabras: “Si tuviera la oportunidad de ir a un lugar fuera de República Dominicana, con mucho gusto dejaría todo y me pusiera en marcha para servir al Evangelio”. Estas palabras dejan entrever el anhelo de un verdadero misionero, capaz de dejarlo todo por la causa del Reino.
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